En la madera vibrante llena de colores, la protagonista soy yo, enfatizando en la idea de aceptar el cambio de la infancia hacia la adolescencia. La figura adquiere un resplandor más vivo y se llena de colores audaces que representan la vitalidad y la renovación. En el fondo, hay destellos de tonos más suaves y difuminados, evocando la nostalgia y la dulzura de la infancia, que ahora son eclipsados por la brillante promesa del cambio y la transformación. La obra transmite la idea de dejar atrás la inocencia y abrazar la evolución personal, representada por el acto simbólico de desprenderse de la «piel» del juguete para revelar el maravilloso ser que está despertando .